Consejos prácticos para ahorrar combustible
La Conducción Eficiente es un estilo de conducción basado en una serie de modificación respecto a ciertos hábitos adquiridos en los conductores, fruto de la utilización de vehículos de tecnologías obsoletas. De cualquier modo, un poco de práctica bastará para llegar a dominarlas.
Para la correcta aplicación de las técnicas es necesaria una actitud del conductor basada en una mayor anticipación y la previsión al volante. Se constata además que, al aplicar las técnicas se logra una mayor concentración –no forzada- en la conducción y un mayor sosiego que repercute en una reducción del estrés del conductor.
Las técnicas de la conducción eficiente
Las técnicas de la conducción eficiente no sustituyen, sino que complementan y mejoran la conducción tradicional de los turismos adaptándola a las modernas tecnologías de los mismos. Las técnicas se podrían recopilar en un “decálogo” que se presenta a continuación:
1. Arranque y puesta en marcha: Arrancar el motor sin pisar el acelerador.
2. Primera marcha: Usarla sólo al inicio de la marcha; cambiar a los dos segundos o a los 6 metros aproximadamente.
3 Aceleración y cambio de marcha:
Según las revoluciones:
En los motores de gasolina: entre las 2.000 y 2.500 revoluciones.
En los motores diesel: entre las 1.500 y 2.000 revoluciones.
Según la velocidad:
2ª marcha: a los 2 segundos o 6 metros.
3ª marcha: a partir de unos 30 km/h
4ª marcha: a partir de unos 40 km/h
5ª marcha: a partir de unos 50 km/h.
En definitiva, se recomienda pisar el pedal acelerador en la medida adecuada para realizar la progresión de las marchas en el proceso de aceleración del vehículo.
El salto de marchas se realizaría en el límite superior del intervalo de revoluciones expuesto para el cambio de marchas e incluso algo por encima del mismo.
4. Utilización de las marchas largas: Circular lo más posible en las marchas más largas, y a bajas revoluciones.
Siempre que sea posible, utilizar por tanto la 4ª y la 5ª marcha en ciudad – se consume menos en 5ª pisando el acelerador a ¾, que en 4ª pisando a ½ y que en 3ª pisando a ¼.
5. Velocidad de circulación la más uniforme posible: Buscar fluidez en la circulación; evitar todos los frenazos, aceleraciones y cambios de marchas innecesarios.
Las inercias del vehículo generalmente son desaprovechadas. El poner en movimiento el vehículo demanda consumo de carburante. Al hacer un uso innecesario del pedal de freno se pierde la inercia ganada para tener que volver a emplear carburante en retomarla a continuación.
6. Deceleración:
Levantando el pie del pedal acelerador con la marcha en la que se circula engranada, y yendo por encima de unas 1200 revoluciones o de, aproximadamente unos 20 km/h, ¡el consumo de carburante es nulo!
Frenar de forma suave y progresiva con el pedal de freno.
Reducir de marcha lo más tarde posible, y sólo si fuera necesario.
La frenada no ha de ser progresiva sino continua en la deceleración e incluso “degresiva”, es decir, de más a menos. En este tipo de frenada, los frenos no sufren por la naturaleza de la misma: realizada con previsión y anticipación y de forma suave.
7. Detención: Detener el coche utilizando el freno de pie, y, siempre que sea posible, sin reducir previamente de marcha.
8. Paradas: Si se prevé que una parada supere los 60 segundos, es recomendable apagar el motor.
Si el vehículo está parado con el motor en funcionamiento, se está gastando carburante de forma inútil y contaminando el medio ambiente.
9. Anticipación y previsión:
Conducir siempre con una adecuada distancia de seguridad, y un campo de visión que permita ver 2 o 3 coches por delante del propio.
En cuanto se detecte un obstáculo o una reducción de la velocidad de circulación en la vía, levantar el pie del acelerador y dejar rodar el vehículo.
Son las bases sobre las que descansa la conducción eficiente. Sin ellas no se pueden ejecutar de forma correcta las técnicas. Se ha de circular previendo las circunstancias de la vía y el comportamiento de los otros vehículos y, en función de ello, anticipar las actuaciones que correspondan.
10. Conducción segura: Siempre prevalece. La conducción económica contribuye a la disminución de accidentes, pero ante ocasionales emergencias será preferible no seguir todas sus reglas.
Previsión y anticipación: son la base de la ejecución de las técnicas. Ambos aspectos tienen incidencia en el aumento de la seguridad y en una mayor concentración, no forzada, en la conducción.
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